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Nuestras piezas están pensadas para acompañarte en el día a día, y como todo lo que vive contigo, con el tiempo irán transformándose. El uso, el roce y el paso de los años dejan huellas que son parte de su historia y de su belleza.
Si deseas que tus joyas se mantengan en el mejor estado posible durante más tiempo, te recomendamos guardarlas por separado para evitar rayaduras y en un recipiente hermético que las proteja de la oxidación.
La plata de ley, al estar en contacto con el oxígeno, tiende a oscurecerse con el tiempo. Este proceso es natural, y puede acelerarse con factores como el pH de la piel.
Cuando no uses tu pieza, guárdala en un recipiente hermético.
Si se oxida, puedes limpiarla fácilmente frotando con la gamuza especial incluida en todos los pedidos. También puedes utilizar el siguiente método casero:
El chapado consiste en una capa de oro de 24k sobre la pieza. Con el uso y el paso del tiempo, esta capa puede ir desapareciendo.
Para alargar su vida útil, evita el contacto con agua, cremas, perfumes, sudor o productos químicos. Guárdala siempre en un lugar seco y protegido.
Si notas que el chapado se ha desgastado, puedes traer la pieza a nuestro servicio de mantenimiento para darle un nuevo chapado de oro y recuperar su brillo original.
El vidrio borosilicato es un material muy resistente, pero no irrompible.
Procura evitar golpes o caídas y guarda las piezas por separado para protegerlas cuando no las uses.
Las gemas aportan color y singularidad a cada joya, pero también requieren cuidados especiales.
El oro amarillo de 18 quilates es un metal noble y resistente que apenas se oxida o pierde su color con el tiempo. Aun así, para mantener su brillo original durante más tiempo, te recomendamos:
El oro amarillo no requiere cuidados especiales más allá de estos hábitos sencillos y conserva su color de manera natural.
El oro blanco de 18 quilates es una aleación que, en su acabado más común, suele llevar un baño de rodio. Este baño le aporta un tono más brillante y una superficie más blanca que el oro por sí solo no tiene.
Con el uso, el rodio puede ir perdiéndose, dejando ver un matiz ligeramente más cálido o amarillento del oro que hay debajo. Esto es completamente normal.
Para cuidar tus piezas de oro blanco:
Si con el tiempo notas que la pieza ha perdido el brillo intenso característico, puedes traerla a nuestro servicio de mantenimiento para darle de nuevo un baño de rodio y recuperar su aspecto original.
Si notas que tu pieza necesita un nuevo chapado, una reparación o simplemente quieres devolverle su brillo original, ofrecemos un servicio de mantenimiento personalizado.
Escríbenos con los detalles y te asesoraremos sobre las mejores opciones para tu joya.